
El fallecimiento del papa Francisco a los 88 años, ocurrido este lunes en Roma, no solo marca el fin de un pontificado histórico, sino que reaviva una de las profecías más inquietantes del imaginario popular: la llegada del “Papa negro” anunciada por Nostradamus, y con él, el presagio del fin del mundo.
La figura del astrólogo francés del siglo XVI vuelve a cobrar relevancia en tiempos de incertidumbre, impulsada por interpretaciones que señalan que tras un Papa extranjero (Juan Pablo II), uno anciano (Francisco), llegará un último pontífice, descrito como “negro”, símbolo del caos final y el Juicio Universal. Esta lectura, aunque simbólica y sujeta a debate, conecta además con otra profecía célebre: la de San Malaquías, un manuscrito del siglo XII que enumeraría a todos los papas hasta un último, llamado Petrus Romanus, bajo cuyo mando la Iglesia sufriría su colapso definitivo.
Cónclave inminente: ¿se aproxima un Papa africano?
Tras la activación del protocolo de “Sede Vacante”, 138 cardenales menores de 80 años se preparan para reunirse en el cónclave que elegirá al nuevo sucesor de Pedro. Entre los nombres que más resuenan están dos figuras africanas de peso dentro del Colegio Cardenalicio:
Peter Turkson, de Ghana, 76 años, referente en temas de justicia social y medioambiente.
Robert Sarah, de Guinea, 79 años, reconocido por su postura conservadora y su fuerte arraigo a la doctrina tradicional.
Si bien la expresión “Papa negro” suele interpretarse de manera simbólica, en relación con el hábito negro de los jesuitas o como metáfora de tiempos oscuros, algunos la vinculan directamente con la posible elección de un pontífice de origen africano, algo inédito en la era moderna de la Iglesia.
El legado de Francisco y el cierre de un ciclo
El Vaticano anunció oficialmente la muerte de Jorge Mario Bergoglio a las 7:35 de la mañana, hora local. En un mensaje emotivo, el cardenal Kevin Joseph Farrell lo despidió recordando su entrega: “Su vida entera ha estado dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia”.
Francisco será velado en la Plaza de San Pedro con un rito austero, acorde a su estilo, y su cuerpo reposará en un féretro abierto a ras de suelo. En su interior se incluirá un pergamino con los hitos de su pontificado, como testimonio de su paso por la historia.
Más allá del misticismo, la Iglesia Católica se encuentra en un punto de inflexión. La elección del próximo Papa no solo definirá el rumbo de la institución, sino que será leída por muchos como el cumplimiento —o no— de profecías que sobreviven desde hace siglos.
¿Será el nuevo pontífice el enigmático “Papa negro”? ¿Estamos ante una transformación espiritual profunda o simplemente ante otro capítulo del eterno ciclo del Vaticano? La respuesta, como siempre, estará en manos del tiempo… y de los cardenales.