21/04/2025 - Edición Nº131

Necochea

¿Quién es Fernando A.?: La versión de que a Necochea la quieren gobernar desde Buenos Aires

20/04/2025 10:43 |



El clima de políticas enrarecidas y operaciones latentes en Necochea ya caracteriza al año electoral, sobre todo desde que tres figuras rutilantes del partido vecialista del intendente Arturo Rojas decidieron cortarse y crear en el Concejo Deliberante una vertiente de La Libertad Avanza llamada Avanza Necochea, una mezcla obvia de "Nueva Necochea" y "La Libertad Avanza".

Los concejales Guillermo Sánchez, conocido por el intento de entrega de terrenos del parque para canchas de tenis a sus amigos; Bartolomé Zubillaga, férreo defensor de cada aumento de tasas que se impuso en los últimos 5 años; y Bernardo Amílcar, de identidad política ultra versátil; se unieron a La Libertad Avanza sin reconocerlo abiertamente y justificando su actitud en virtud del apoyo del intendente Rojas al gobernador Axel Kicillof en sus aspiraciones presidenciales.

Mientras que el bloque de concejales libertarios de Crear Más Libertad, los primeros libertarios necochenses, niegan todo y dicen no saber nada de la pertenencia a su espacio de los tres concejales "saltimbanquis", la sospecha creciente en el Ejecutivo municipal es que todo el movimiento surge de un intento de desestabilización que proviene de intereses en Buenos Aires. Al respecto, una intrigante columna de opinión hizo referencia a la situación en el matutino local.

Bajo el título “Se armó en el Concejo: nueva tribu, vieja rosca”, el diario local presentó en su portada una columna que ficciona un diálogo entre dos personas que comentan hechos políticos en la ciudad. Durante el diálogo, el comentario entre los interlocutores apunta directamente al salto que dieron los concejales y se refieren a un tal Fernando A., que sería el jefe político de los tres y con cierta relación que no se aclara con la gestión del Puerto Quequén.

A continuación un fragmento inicial de la columna que hace las menciones:

— Igual, te digo, los muchachos no están quietos. Zubillaga pidió licencia para viajar al viejo mundo. Pero Amílcar, un genio: viaja sin avisar y sigue cobrando. El viejo truco.

—¿En avión o en barco?

—Ni idea, pero se los ve seguido por el puerto. Y claro, son todos de Quequén: Zubillaga con sus empresas, Amílcar vive y trabaja ahí, y Manija —que no da un paso sin mirar a Fernando A.— además es su cuñado.

—¡Ah, todo queda en familia!

—En el barrio y con sueldo. Porque viste que Fernando A. sigue manejando los hilos, como siempre. Es el que le marca el GPS a Manija.

—¿Fernando A.? ¿Es el Jefe? ¿No es el mismo que quiso armarle una destitución a Facundo López?

—Sí, sí. A poco de fallecer su líder, el Momo Venegas, quiso voltearlo. Se movió con todo, pero no le salió.

—¡Ah, mirá vos! Qué memoria selectiva tienen algunos…

—Y cuando no están en el Concejo, están caminando con Jimena López por el puerto, bien relajados.

—Viste… caminatas con olor a gestión o a paseo, quién sabe. Pero te digo algo: Zubillaga está cambiado.

—¿Físicamente?

—¡Terso, luminoso! Hay quienes dicen que se hizo un retoque… un toquecito de botox. Él dice que lo confunden con Brad Pitt en Quequén.

La interna foránea

Aunque no es de extrañar que en el bloque de Crear Más Libertad no supieran de la movida (usualmente se los ve desconectados con casi todo lo que pasa en la realidad local), la pertenencia de los nuevos concejales a una vertiente oficialista del gobierno nacional podría encontrar su explicación en estas sugerencias del matutino local.

¿Pero quién sería Fernando A.? La referencia podría apuntar a un operador que, aunque casi nadie lo conoce en la ciudad, ha estado muy activo en la realidad política local, sobre todo después que la ex concejal Eugenia Vallota grabara una conversación en la que éste comentaba cómo iba a tratar al ex intendente Facundo López, quien fue ampliamente desfinanciado por el gobierno de María Eugenia Vidal induciendo a una crisis financiera e institucional que caracterizó su salida en 2019.

Fernando Antúnez, junto a su esposa, la diputada libertaria María Salomé Jalil Toledo

"No le voy a dar aire a López", decía en aquel momento el operador, que participó en algún acto junto al entonces candidato Arturo Rojas y estuvo  en la campaña desde las sombras, apartado de la mirada del público. La frase, junto con otras variables de una gestión defectuosa, marcaría el destino del ex intendente massista, que terminó su mandato sin poder pagar salarios en término y con un atenazamiento a base de reclamos judiciales de la empresa de recolección de basura por los servicios prestados.

La pregunta se destila sola entonces: ¿será que ahora el diario comienza a vislumbrar que la historia podría repetirse y comienza a sugerirlo desde sus páginas? Los actores y los métodos son los mismos, algo que entonces podría explicar por qué el intendente Rojas ha estado mencionando la posibilidad de estar bajo ataques destituyentes e intentonas de reemplazarlo aún cuando le queda más de la mitad de su segundo mandato por delante.

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