15/03/2025 - Edición Nº94

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Desintoxicación digital: El desafío de los mayores de 40 frente al exceso de redes sociales

11:20 |



El uso excesivo de las redes sociales se ha convertido en una preocupación creciente, especialmente por su impacto en la salud mental. Aunque el foco suele estar puesto en los jóvenes, los adultos mayores de 40 años también enfrentan desafíos particulares al intentar reducir su tiempo en estas plataformas.

En 2024, Oxford University Press designó “brain rot” (“putrefacción cerebral”) como la palabra del año, reflejando la creciente inquietud sobre los efectos del consumo digital excesivo. Detrás de este fenómeno se esconde una compleja interacción neurológica que dificulta alejarse de las pantallas.

Anna Lembke, experta en medicina de las adicciones y autora de ‘Nación Dopamina: Encontrando el equilibrio en la era de la indulgencia’, explica que las redes sociales estimulan el sistema de recompensa del cerebro de manera similar a las drogas. Cada interacción positiva, como un "me gusta" o comentario, libera dopamina, el neurotransmisor asociado con el placer.

El problema radica en la repetición constante de este ciclo, que puede alterar el equilibrio natural de dopamina, llevando al cerebro a producir menos o a ralentizar su transmisión. El resultado es un déficit que provoca una mayor necesidad de seguir conectado para sentirse bien.

Para contrarrestar este desequilibrio, Lembke recomienda pausas prolongadas en el uso de las redes sociales. Sugiere abstenerse durante al menos cuatro semanas para permitir que el cerebro restablezca sus vías de recompensa. Incluso pausas más cortas, de tres días, han demostrado mejorar la autoestima y reducir la vergüenza corporal, según estudios recientes.

Estrategias para una desconexión efectiva

Paige Coyne, coautora de un estudio sobre desintoxicación digital, destaca que no existe un enfoque único. Mientras algunos prefieren una pausa completa, otros pueden beneficiarse al limitar su tiempo diario en redes. En su investigación, los participantes que redujeron su uso a 30 minutos diarios durante dos semanas reportaron menos estrés, mayor satisfacción vital y mejor calidad de sueño.

Para quienes atraviesan los primeros días de desintoxicación, es común experimentar ansiedad o deseos intensos de revisar las redes. Lembke advierte que superar esta fase inicial es clave para permitir que el cerebro se ajuste a menores niveles de dopamina. Con el tiempo, estas sensaciones disminuyen, facilitando la adaptación.

El rol del apoyo social y la reflexión personal

El apoyo social es crucial para sostener la desintoxicación. Estudios sugieren que compartir la experiencia con amigos o familiares ayuda a reducir la sensación de aislamiento. Crear redes de apoyo y hablar sobre los desafíos del proceso puede ser una estrategia efectiva, especialmente para los adultos que buscan cambiar sus hábitos digitales.

Más allá de los beneficios neurológicos, desconectarse de las redes también brinda la oportunidad de reflexionar sobre los propios hábitos. Sarah Woodruff, coautora del estudio junto a Coyne, destaca que esta pausa permite evaluar si las redes sociales están interfiriendo con la vida cotidiana o las relaciones cara a cara.

Para las personas mayores de 40 años, esta reflexión puede ser el primer paso hacia una vida más equilibrada. La desintoxicación digital no implica necesariamente un abandono total, sino una reconsideración consciente del tiempo dedicado a las plataformas y la reconexión con actividades presenciales y vínculos personales.

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