La inseguridad en Mar del Plata alcanzó un punto crítico tras el brutal asesinato del kiosquero Cristian Velázquez, ocurrido el pasado lunes. La conmoción y la indignación de la comunidad llevaron al intendente Guillermo Montenegro a tomar medidas drásticas. En una decisión sin precedentes en los últimos tiempos, se anunció la remoción de toda la cúpula policial de la ciudad, como una respuesta a la creciente ola delictiva que afecta a la región.
El comisario general Javier Villar, jefe de la Policía Bonaerense, llegó este martes a la ciudad para ejecutar la orden de desplazamiento de los altos mandos policiales. La determinación fue confirmada por fuentes oficiales del Ministerio de Seguridad y publicada por el diario local La Capital. La medida impacta directamente en el comisario mayor Luis Senra, quien hasta ahora estaba al frente de la Jefatura Departamental, junto con toda la estructura de seguridad del distrito. Sin embargo, el comisario mayor Juan Lucero, responsable de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI), continuará en su cargo.
En reemplazo de Senra, asumirá el comisario inspector Edgard Vulcano, quien tendrá la tarea de reorganizar las fuerzas locales. Su gestión incluirá la revisión y eventuales cambios en las comisarías, el Comando de Patrullas y otras dependencias clave de seguridad en la ciudad.
El recrudecimiento del delito en el partido de General Pueyrredón ha encendido las alarmas en el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. Según datos revelados por La Capital, en lo que va del año se han registrado siete homicidios en Mar del Plata, una cifra que, de mantenerse la tendencia, podría duplicar el promedio de los últimos años. La preocupación de las autoridades locales y provinciales se centra en la creciente violencia con la que se perpetran los delitos y en la reincidencia de los delincuentes.
El intendente Guillermo Montenegro también exigió cambios legislativos a nivel nacional. En sus declaraciones públicas, Montenegro reclamó penas más severas para los delincuentes y criticó la actual normativa penal, que según él permite que los criminales "entren por una puerta y salgan por la otra".
Durante una recorrida por las zonas afectadas por el reciente temporal, el intendente dialogó con vecinos preocupados por el auge de la delincuencia y la inseguridad. En este contexto, Montenegro afirmó que existe una tendencia a "romantizar al delincuente" y que es imprescindible endurecer la legislación penal: "Esto no puede pasar. Tiene que haber una modificación clara en lo que respecta a la reiterancia delictiva, la imputabilidad y otros aspectos relacionados con la firmeza en el accionar judicial".
El jefe comunal también mencionó que, en su esfuerzo por implementar medidas más estrictas contra la delincuencia, ha sido denunciado penalmente en cuatro ocasiones. "Cuando ves que las personas identificadas por las patrullas tienen tres o cuatro pedidos de captura, queda claro que el sistema no está funcionando como debería", expresó.
Mientras la comunidad de Mar del Plata sigue conmocionada por el crimen de Cristian Velázquez, la investigación avanza. En las últimas horas, la Policía detuvo a un hombre apodado "Nacho", quien podría estar vinculado al asesinato del kiosquero. Fueron los propios familiares del sospechoso quienes lo entregaron a las autoridades.
Paralelamente, se continúa la búsqueda de otro delincuente ya identificado, quien también habría participado en el asalto que terminó con la vida de Velázquez.
El crimen ocurrió el lunes por la tarde en la Avenida Jacinto Peralta Ramos al 700, casi esquina Irala. Según las primeras investigaciones, dos delincuentes ingresaron al local donde trabajaba Velázquez y, tras un forcejeo en el que la víctima intentó defenderse con gas pimienta, le dispararon en la cabeza. El caso está en manos de los fiscales Alejandro Pellegrinelli y María Constanza Mandagarán.
El asesinato de Velázquez no es un hecho aislado. La víctima ya había sufrido entre cuatro y seis asaltos previos, lo que expone la vulnerabilidad en la que se encuentran los comerciantes marplatenses. La escalada delictiva en la ciudad exige respuestas concretas, tanto en el ámbito policial como en el judicial.
La decisión de remover a la cúpula policial y el reclamo de Montenegro por endurecer las leyes penales marcan un punto de inflexión en la política de seguridad de Mar del Plata. Resta por ver si estas medidas lograrán reducir los índices de criminalidad y devolverle la tranquilidad a una comunidad golpeada por la inseguridad.