
La Prefectura Naval Argentina intervino en un caso de imprudencia náutica que puso en peligro a una colonia de lobos marinos en el puerto de Mar del Plata. Un hombre de 36 años, a bordo de su moto de agua, realizó maniobras temerarias a escasa distancia de estos animales protegidos, violando las normativas vigentes y poniendo en riesgo su bienestar.
El hecho no fue denunciado formalmente, pero la difusión de imágenes en medios de comunicación motivó una rápida investigación por parte de la Prefectura, que logró identificar al infractor y a su vehículo. La falta ocurrió el sábado por la tarde y, tras el relevamiento de información, se determinó que el responsable es un ciudadano oriundo de Rosario, residente en Mar del Plata desde hace algunos meses.
Como resultado de la investigación, el martes fue citado en la sede de Prefectura Mar del Plata, donde se le notificó la apertura de un sumario administrativo y una sanción que podría superar los dos millones de pesos. Aunque el infractor no tenía antecedentes previos, reconoció su error y mostró disposición para colaborar con la Autoridad Marítima.
Este caso refuerza el compromiso de la Prefectura Naval Argentina en la preservación del ecosistema marino y en el cumplimiento de las regulaciones náuticas. Las normativas exigen que, ante la presencia de mamíferos marinos, las embarcaciones mantengan una distancia mínima de 200 metros, reduzcan la velocidad y extremen las precauciones para evitar cualquier tipo de daño a la fauna.
En caso de impacto con un animal, la reglamentación indica que se debe informar de inmediato al Centro de Gestión de Tráfico Mar del Plata a través del canal 16 VHF/9 VHF del Servicio Móvil Marítimo o al número 106 de emergencias náuticas. También es fundamental reportar la presencia de ejemplares varados o heridos para su pronta asistencia.
Más allá de las sanciones económicas, este episodio pone sobre la mesa la necesidad de mayor educación ambiental y concienciación sobre la convivencia entre la actividad humana y la biodiversidad. Respetar las normativas no solo es una obligación legal, sino un deber para proteger el equilibrio del ecosistema marino.