NECOCHEA (
Cuatro Vientos) - Un marinero portugués ha encontrado una pirámide bajo el océano Atlántico de 60 metros de altura y con la base de unos 8.000 metros cuadrados, es decir, más grande que un estadio de fútbol.
El marinero Diocleciano Silva localizó la estructura en las Azores (archipiélago portugués de nueve islas) entre las islas Terceira y San Miguel con la ayuda de una carta batimétrica, un procedimiento que muestra el relieve del fondo marino y aporta información adicional de navegación en superficie.
Silva afirma que la base de la pirámide abarca una superficie de unos 8.000 metros cuadrados y sugiere que la estructura no tiene un origen natural.
Este hallazgo peculiar ha despertado la intriga de la comunidad científica y del gobierno regional que ya están investigando el descubrimiento con el apoyo de la Armada portuguesa.
La Radio y Televisión de Portugal (RTP) ya evoca la leyenda de la Atlántida a raíz de este misterioso hallazgo.
No es la primera vez que se encuentran construcciones submarinas en el mundo. En las costas de Cuba, un grupo de científicos canadienses encontró a 700 metros de profundidad encontró una ciudad sumergida con al menos 4 pirámides en ella.
Uno de los dos científicos, Pauline Zalitzki afirma que el complejo pertenece a un periodo preclásico de la historia de América Central, poblado por "una civilización avanzada, similar a la cultura Teotihuacán”. No es producto de la naturaleza: "Es asombroso. Lo que observamos en las imágenes en alta resolución del sonar, son llanuras interminables de arena blanca, y en el medio de esta bella arena se aprecian claramente diseños arquitectónicos hechos por el hombre. Es como cuando sobrevuelas un proyecto urbano en avión y ves las autopistas, túneles y edificios”, destaca Zalitzki.
El investigador agrega: "No sabemos con certeza lo que es, pero no creemos que la naturaleza sea capaz de producir arquitecturas simétricamente planeadas, a no ser que sea un milagro”. Según apuntan los investigadores, el Gobierno de USA descubrió el presunto lugar durante la crisis de los misiles en Cuba en los años sesenta, cuando los submarinos nucleares de crucero en el Golfo se encontraron con estructuras piramidales.