El intendente Arturo Rojas lanzó oficialmente su campaña en busca de la reelección tras oficializar su candidatura y su lista frente a las autoridades electorales. El acto se desarrolló en el piso de deportes del Centro Vasco, donde la campaña del intendente repartió empanadas entre los funcionarios y municipales presentes.
Aunque el Centro Vasco quedó un poco grande, al punto que no se publicaron fotos de la "masividad" que intentó adjudicarle al acto la propaganda, el intendente tuvo oportunidad de dirigir unas palabras a los presentes acompañado de sus precandidatos a concejal. Rojas tiene una lista corta y competirá en las PASO buscando revertir el estigma que dejó aquel baño de realidad que sufrió en 2021, cuando al presentarse con lista corta quedó tercero.
El intendente aseguró que "el distrito está mejor" desde que asumió y enumeró un puñado trabajos que están en gestión o en curso. Hasta el momento la agenda del intendente parece haber aguardado 3 años y medio para presentar obras públicas y en todo el período las que se han terminado se pueden contar con el dedo de una mano.
La distinción entre lo que se denomina "obra pública" y los trabajos de mantenimiento normales de una municipalidad se han difuminado en el discurso del intendente Rojas, que suele confundir el bacheo de dos calles con un plan integral de reestructuración vial o el recambio de luminarias como la creación de corredores seguros para barrios... y demás eufemismos del estilo que configuran su discurso siempre proselitista y de ficcionalización de la gestión.
Aún con eso, el intendente y precandidato a su reelección renovó algunas promesas como la de terminar al menos uno de los 9 playones deportivos que anunció; o la pista municipal de Atletismo que debía estar terminada en enero pasado.
Además aseguró que "estamos construyendo la planta de separación de residuos solidos urbanos", que en realidad esta altura del año debía estar cerca de terminarse, dado que el convenio con la empresa concesionaria de la basura establecía un plazo de 7 meses desde que estuviera vigente. El convenio fue aprobado en diciembre pasado y hasta el momento no hay mayores avances en la obra.
Con poco para mostrar sobre su propia gestión al frente del municipio, el intendente mencionó su carrera política y su gestión en Puerto Quequén como un modelo que quiere instalar en Necochea, arrojando insinuaciones en el camino contra cualquier opositor que pudiera presentarse.
Con un importante gasto en el acto, que incluyó pantalla gigante, una costosa contratación de un locutor foráneo y la entrega de comida para las 150 personas que concurrieron al acto, el intendente arengó a su "tropa" y lanzó sus acostumbrados tiros por elevación acusatorios.
"No podemos dejar en manos de un improvisado a la empresa de servicios más grande que tiene Necochea", señaló en un acto que lanzaba dardos contra la oposición y a la vez presentaba el tono de campaña que intentará imponer: en el pasado el intendente se ha caracterizado por usar dinero público para financiar medios de propaganda atacando a sus rivales, por lo que el tono que use desde su discurso inicial puede dar una pauta de que una vez más elegirá ese camino de campaña sucia en lugar de plantear un debate con propuestas.
El acto gozó de una amplia cobertura mediática aunque la intervención del intendente fue corta, los silencios fueron notorios y el contenido, más bien escaso: la realidad muestra que hay casi una quincena de postulantes diferentes para ser intendente en la ciudad, dato que expresa el 70% de votantes que le dijo que no al jefe comunal en la última elección. A la vez, con una estructura sustentada casi exclusivamente sobre funcionarios/militantes el intendente intenta compensar sus carencias con gasto, escenario y propaganda, con un costo millonario a cargo de los vecinos.