La Defensora General de Mar del Plata Cecilia Boeri alertó por condiciones de superpoblación, faltas de profesionales de la salud y enfermedades contagiosas como la sarna en la cárcel de mujeres de Batán.
"Prácticamente un 50 por ciento de la población es de otros departamentos, entonces la incidencia de esos lugares es lo que complica la situación acá", reconoció la funcionaria judicial, quien alertó por problemas ligada a "falta de atención médica" según publicó el portal 0223.
Y reveló que hace poco tiempo a una de las internas se le detectó un caso de sarna. "Todas estas cuestiones se multiplican ante los contextos de hacinamiento que hay", analizó, y aclaró: "El hacinamiento que hay en las tres unidades no es más que la derivación del hacinamiento general carcelario que hay en toda la Provincia".
Según el mencionado medio, “otra de las carencias en las que hizo hincapié la Defensora General está ligada con la falta de profesionales para brindar un servicio de atención médica. En este sentido, una de las principales carencias básica que se acusa es por la escasa presencia de psicólogos”.
Boeri alertó que “muchas veces se le reprocha a los internos que no quieren hacer tratamiento psicológico, pero también es verdad que si todos quisieran hacerlo sería imposible porque no alcanza el personal. Y lo mismo sucedería si todos quisieran hacer un tratamiento por adicciones. No existe posibilidad de realizar seriamente un tratamiento".
Las pocas posibilidades que se garantizan para un abordaje de estas características se traducen a posteriori, según la funcionaria, en un mayor porcentaje de reincidencia y en una "recaída más frecuente" delitos. "La droga ha agravado un montón de cosas que han existido desde siempre pero que es más difícil de gobernar cuando la población tiene esa dependencia", aseguró.
A diferencia de lo que sucede en el destacamento femenino, Boeri dijo que la Unidad Nº44 de Batan sí arrastra otras importantes falencias con respecto a la disponibilidad de los colchones que tienen los internos para dormir. "Hay lugares para cuatro camastros y a veces en realidad hay seis u ocho personas. Si bien hay movilidad de personas por los que ingresan como detenidos y salen como excarcelados, igual la gente duerme en el piso o no tiene colchón, y eso es un peligro de contagio de cualquier enfermedad", apuntó.
Los únicos aspectos positivos que resaltó la Defensora General del penal de Batán tienen que ver con "algunas mejoras" que se lograron en cuanto a los menúes de comida que se les brinda a las personas privadas de su libertad y el mayor número de controles para lograr detecciones "más tempranas" de casos de tuberculosis.